Cuando comenzamos a hablar de Coaching, es bueno mencionar
algunas definiciones que nos permitan ubicarnos mejor.
Coaching es un proceso dinámico e interactivo en el que
alguien (coach) asiste a otra persona (coachee) en el logro de sus metas,
colaborando en el desarrollo de su propio potencial.
El coaching es el proceso que consiste en liberar el
potencial de una persona para desarrollar su capacidad de aprendizaje, para que
se traduzca, entre otros aspectos, en una mejoría sustancial en el desempeño de
sus responsabilidades.
De manera que en el
coaching vemos a las personas en términos de su potencial futuro y no solo de
su desempeño pasado.
Aún cuando el término
parece muy moderno, el primer coach de la historia fue Sócrates y nos
contactamos a través de su pensamiento.
En el siglo V A.C., el gran filósofo griego afirmaba que no
existía el enseñar, sino solo el aprender, y despertaba en sus discípulos una
conciencia clara de sus carencias para impulsarles a preguntarse y cuestionarse
a sí mismos, encontrando así las respuestas a los problemas planteados.
El coaching es un proceso, y lo integran 3 momentos muy
concretos:
Momento 1: “El darse cuenta”, en donde la persona toma
conciencia de lo que le acontece cotidianamente en lo personal y laboral.
Aún cuando, subyacen las respuestas a esta situación el él
mismo, el individuo no sabe cómo operarlas, como dar cauce a la solución porque
generalmente no está establecido el hábito de encontrar por sí mismo la
construcción de una respuesta que le permita salir de dónde se encuentra.
Lamentablemente, en general, los seres humanos estamos
entrenados para operar desde una permanente situación de dependencia con el
otro y con los otros. “Por favor, ¿dime qué hago?”….
Momento 2: Es la manifestación directa de esa forma de
conciencia traducida en acciones, es decir, “¿Cómo me hago cargo? “¿Cómo me
responsabilizo de esto que me está ocurriendo?”…
Este momento es un tanto traumático, dado que se empiezan a
cuestionar hábitos, creencias, modelos, etc.
Y al traducir todo esto en conductas muy concretas que le
permitan resolver, mejorar o cambiar aquello que venía haciendo y que le
generaba incomodidad.
Momento 3: “¿Qué sentido tiene esto para mí?”, cuáles serían
los beneficios que obtendría si llevo a cabo aquellas acciones (conductas) que
se mencionaron en el momento anterior.
¿Cuáles serían los beneficios que me estoy perdiendo por no
actuar de tal o cual forma?
El proceso de coaching tiene una aplicación directa en el
trabajo cotidiano, dado que se traduce en el desempeño, acciones nuevas, en la
generación de nuevos hábitos para darle a la persona nuevas realidades, nuevas
formas de expresión de su potencial.
Indudablemente, el proceso de coaching lo que también
pretende, es romper aquellas rutinas defensivas que impiden que afloren las
nuevas acciones pensadas.
Aquí se pone a prueba la capacidad para salir de viejos
moldes, viejos paradigmas y creencias obsoletas que ya no se adecuan, ni al
momento histórico que se vive, ni a las nuevas exigencias que se tienen.
Pareciera que el coaching no es, sino la manifestación del
“do it yourself” que empieza a pernear el mundo globalizado.
Cada vez son más las Organizaciones Públicas, las empresas y
las asociaciones, en las cuales se está exigiendo una mayor capacidad personal
para hacerse cargo de sus cosas, de sus procesos y de sus decisiones.
Y la empresa no es ajena a esta turbulencia del “Hágalo
usted mismo” porque se está empezando a confrontar muy duramente la época
dorada del… “jefe, ¿dígame qué hago… qué me sugiere?”
Hoy las empresas están en búsqueda frenética de nuevos
modelos. De gestión más participativa, mayor colaboración entre sus empleados,
en los cuales el liderazgo aprenda a ejercerse bajo nuevos modelos.
Evidentemente, este nuevo reto que lanza el coaching pone de
manifiesto en la mayoría de los ocupantes de los puestos en las líneas
gerenciales, directivas y mandos medios, una serie de carencias, de vicios, de
competencias anquilosadas que deberán atenderse cuidadosa y sistemáticamente, a
la mayor brevedad posible.
Ya la capacitación y la formación no alcanza, hoy se hace
indispensable nuevas metodologías y nuevos planteamientos que apunten hacia la
utilización y aprovechamiento de todo el potencial humano, el cual está
subutilizado y subestimado.
Empezar a aplicar coaching es empezar a romper viejos moldes
de la gestión de personas en las Organizaciones.
Es entrar en la dimensión de un nuevo tipo y estilo de
empoderamiento de las personas y de los equipos de trabajo.
Finalmente, estamos en presencia de nuevas formas de
convivencia humana en los aspectos laborales y profesionales, una nueva forma
de concebir el trabajo, el liderazgo y la responsabilidad.
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